Todo comenzó hace casi cinco años, tras toda una juventud rodeada de malos juegos, hábitos y compañías, comencé a quitarme del medio, tal vez por miedo a caer más en todas aquellas fantásticas tentaciones que aún todavía siendo joven te dicen ven ven.... que no pasa nada... Pero no, decidí desaparecer de todo lo que había conocido y aventurarme a algo nuevo, una nueva imagen y vida. Conocí creía yo a mi ángel de la guarda, al que me salvaría de los infiernos, al que me daría felicidad. Aunque ahora sé que en aquel momento estaba inducida por todo lo que estaba intentado dejar en el pasado y no era consiente de que podría ser mi demonio en lugar de un maravilloso varón alado. Al principio veía el sol, las estrellas, el mar.... todo brillaba a mi alrededor.... mis sentidos palpaban el aire, era capaz de olvidar lo que fui en tiempos pasados. El tiempo pasaba sin darme cuenta y pronto sentí mi reloj de la vida y de él surgió lo que hoy es el segundo que guía todos los pasos que bien o mal intento dar, pero también comenzó el principio del fin, el fin de algo que había construido con mucha ilusión, que sentía que sería para siempre. Me encontraba sola, sin ocupación, sin nadie con quien hablar... no paraban de llamar, de destrozar mis planes, de llevárselo a su terreno. Intenté por todos medios retenerlo, pero las entrañas que te han llevado en su interior a veces pueden más que todo el amor que tú le des. Después de llorar, patalear, suplicar, no queda más que comenzar a ignorar, a pasar y eso es lo malo.... que te dé igual, que ya no te importe, que busques una nueva vida sin todo lo que creías haber conseguido. Porque llega un momento que te acostumbras y ya no le das importancia, al revés quieres volver comenzar y buscar tu vida. Pues eso es lo que me ha pasado. Tras el principio del fin he comenzado mi presente para conseguir un futuro, no sé si será mejor o peor, si volveré a tropezar... pero será mío y nadie lo manejará.
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