Siempre soñaba que tras un merecido paseo por mi parque podía comenzar a volar con la facilidad de un pájaro. No era un revoloteo sin dirección... podía controlarlo y elegir que parte sobrevolar y deleitarme con el animado paisaje. Ese placer que sentía de poder manejar mi volada junto al mismo transe de saber que todo era un sueño, me hacía pensar que podría simbolizar.Durante todos los años que seguí disfrutando de ese extraño suceso... llegué a la conclusión que quizás mi yo interior quería adelantarme de que tan solo con un pequeño impulso sobre la arena llegaría a alcanzar lo que deseara, pero jamás tuvo valor para alertarme de que con la igual facilidad con la que se trepa un árbol también se puede descender e incluso estrellarse con todos los frutos.
Ya han pasado muchas lunas y no he vuelto a poder soñar despierta, sé lo que significa y me preocupa... porque ya conozco al león que un fatídico y querido ignorado día dictaminaron dormía en mi interior. Este yace dormido por siempre y no quiere volver a despertar… desamparando mi destino.
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