jueves, 21 de abril de 2011

LA ESPERANZA SIEMPRE ESTÁ AHÍ

“Negras mantillas lloraban mirando al encapotado cielo por las mojadas calles de Sevilla, los tacones deslizan sus suelas por los acerados adoquines sin saber dónde refugiarse. Se aprecia los semblantes serios de los hermanos que tras un año de espera ven frustrados sus sentimientos de custodiar en la madruga a su más preciado tesoro”.

Pétalos de rosas que no serán ofrecidos,
saetas que no serán cantadas,
arco solitario, muralla derrotada…

Mucho dolor y a su vez verde esperanza como tu manto,
hoy todos pedimos que nos dejes gritar “¡guapa! ¡guapa! y ¡guapa!,
Mecerte con nuestras almas, llevarte al cielo, llorar contigo…

Acariciar con nuestro corazón la majestuosidad de trono,
tener el privilegio de acompañarte con silenciosos anónimos rezos tras tu paso,
enmudecer escuchando el tintineo de tu palio al compás de los valientes espartos,
besar las lágrimas que en entre tus manos reposarán en el blanco pañuelo.

Contemplar tu andaluza cara… esos ojos que miran con amor y dulzura,
sentir como la sangre se amontona cuando te dan los primeros rayos de luz al amanecer,
cómo hasta los pájaros se rinden a tus pies, silbando melodías nunca compuestas.

Alborotados nervios a tu regreso… ver como entras y te vuelves para despedirnos con una sonrisa una y otra y otra y otra vez…

Indescriptibles sentimientos.


“Esperanza que siempre estás ahí, sabes que no me hace falta que sea jueves santo para que te visite y que muy a menudo llamo a tu casa… pero  me es necesario permanecer junto a ti esta noche, soplaré a las nubes mientras miro la puerta de la Basílica por si el tiempo la abre”.

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