domingo, 17 de abril de 2011

SEÑORITO DE CORTIJO

“Ningún día más cabalgaré en tu blanco caballo cogida a tu cintura,
ya no nos espiará por las noches la misteriosa luna”.

Tu rubio cabello no deslumbra mi mirada,
gestos escondidos toreados por mi orgullo,
serena cuando apareces cabalgando hacia la nada.

Tus palabras me dañaron,
en lo más hondo de mi ser,
ahora regresas declarando lo que te aventuré:

Que tu señorial caballo me espera,
que la silla que guardé,
jamás será montada por otra mujer.

Atardeceres de verano iguales no volverán a ser,
que necesitas mi sonrisa, mis manos en tu cinto,
que te falto a la grupa de tu cano corcel.

Que no me ves al amanecer abrir los ojos para contemplar tu doma,
ni cuando te enfrentas a los astados,
pedir a los cielos que cuide de tu persona.

Añoras mi figura flamenca con roja flor en el pelo,
alardear por la feria de mi compañía,
exhibir según tú a lo más bello.

Que ese al que cepillaba, y trenzaba su brillante crin,
relincha cuando pasea cerca de mi casa, por la esquina…
¡Ay!!!, esquina maldita que tantos besos me robaste,
sin publicar nada, sin ni si quiera preguntarme.

Sabes que te odié,
tanto como todas las veces que un simple saludo te supliqué.
¿Y cuál era tu respuesta?… ¡para qué de nuevo remover!,
duelen aún, las sigo sin entender.

Recordarás mi sentencia pero por si acaso te la duplico:
“Altanero, arrogante, mal criado, presumido, caradura, señorito de cortijo…
no reinicies el juego, quiero que sepas que por siempre me has perdido”.

No hay comentarios: